Esta es una pregunta que muchas familias se hacen al comenzar a explorar el mundo del porteo:
“Si mi bebé se duerme feliz en este portabebé… ¿está todo bien entonces?”
Desde la experiencia como asesora de porteo y desde lo que sabemos sobre el desarrollo infantil, la respuesta merece una mirada más profunda, sin juicios ni alarmismos, pero sí con información valiosa que puede ayudarte a tomar decisiones más conscientes.
Primero lo primero: los bebés priorizan el vínculo
Es cierto que muchos bebés se calman, se ven tranquilos o se duermen incluso en portabebés que no son ergonómicos o que no están bien ajustados. Y esto tiene una explicación muy lógica: para un bebé, lo más importante es estar en contacto con sus figuras de apego.
El contacto físico continuo les brinda seguridad, regula su sistema nervioso, los ayuda a adaptarse al mundo fuera del útero y satisface una necesidad biológica de cercanía. Por eso, aunque la posición no sea la ideal, el bebé puede igual relajarse, quedarse dormido o incluso parecer feliz. Su prioridad es el vínculo, no la postura.
😴 ¿Dormirse es siempre señal de bienestar físico?
No necesariamente. Que un bebé se duerma no es, por sí solo, una señal de que está en una posición cómoda o segura. Los bebés se duermen por varios factores: el movimiento, el calor corporal, el ritmo del corazón de quien portea, la contención… Todos estos elementos inducen al sueño, aunque el cuerpo no esté bien sostenido.
Esto no significa que portear de manera no ergonómica sea “malo” en términos absolutos, pero sí nos invita a preguntarnos si podemos mejorar la experiencia. Porque el objetivo no es solo que el bebé esté tranquilo o dormido, sino que también esté cómodo, bien posicionado y seguro.
¿Qué pasa con el cuerpo del bebé cuando el porteo no es ergonómico?
No existe evidencia científica concluyente que indique que portear mal provoque malformaciones u otros daños físicos graves. Sin embargo, sí se ha observado que un mal ajuste o el uso de portabebés no ergonómicos puede generar incomodidades, tensiones o molestias para el bebé (y también para quien portea), sobre todo si se usan por tiempos prolongados.
Por ejemplo:
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Hiperextensión de la espalda o de las piernas.
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Mala alineación de la pelvis.
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Presión en zonas sensibles como la entrepierna o la espalda baja.
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Falta de soporte en el cuello si aún no hay control cefálico.
Estas condiciones no siempre se expresan de inmediato, pero pueden generar irritabilidad, cansancio, o simplemente hacer que el bebé no disfrute tanto del porteo como podría.
⚠️ El verdadero riesgo: la asfixia postural
Más allá de la incomodidad, hay un aspecto que sí está documentado y requiere nuestra atención: el riesgo de asfixia postural en recién nacidos o bebés muy pequeños. Esto ocurre cuando el mentón del bebé cae sobre su pecho, lo que puede comprometer la vía aérea, especialmente si el portabebé no brinda un soporte adecuado y el ajuste es muy suelto.
Por eso es tan importante:
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Que el portabebé mantenga al bebé en posición fisiológica.
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Que la cara del bebé siempre esté visible y libre de obstáculos.
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Que el bebé no quede hundido o colapsado dentro del portabebé.
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Que haya buen soporte para la cabeza si aún no tiene control cefálico.
Esto no es para asustar, sino para informar. Porque cuando sabemos qué observar, podemos prevenir y cuidar mejor.
🌿 Entonces, ¿por qué portear de forma ergonómica?
Porque el porteo ergonómico es una herramienta de cuidado integral. No solo facilita el apego y la cercanía, sino que también:
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Acompaña el desarrollo físico del bebé.
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Respeta su postura natural.
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Distribuye mejor el peso para quien portea, haciendo la experiencia más cómoda.
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Disminuye el riesgo de asfixia postural en recién nacidos.
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Promueve el bienestar general de ambos.
No se trata de criticar o descalificar otras formas de porteo. Se trata de mostrar que el porteo puede ser aún mejor, más cómodo y más seguro si lo hacemos con información.
IMPORTANTE:
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Que un bebé se duerma o parezca feliz en un portabebé no ergonómico no significa que esté bien posicionado o que ese portabebé sea adecuado.
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El bebé prioriza el contacto por sobre su comodidad física inmediata.
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Portear de forma ergonómica suma bienestar físico al bienestar emocional, respetando el cuerpo del bebé y el de quien portea.
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Informarnos y observar con atención nos permite portear con más conciencia, seguridad y amor.